Publicidad para los 5 sentidos

Las agencias están siempre en búsqueda de nuevas vías para vender el producto. ¿La publicidad olfativa puede ser su respuesta?

Anuncio producido por Leo Burnett para Affinity Petcare. Lo vi en AdGoodnes.

Hace un par de días me encontré con un anuncio de coches Ford usados. El anuncio empleaba una fragancia especialmente diseñada para evocar el "olor a nuevo". La idea me pareció genial.

Pensé: cada sentido es un canal que puede aprovecharse para vender un producto. ¿Por qué limitarnos a la vista y el oído, cuando tenemos el tacto, el olfato e incluso el gusto?

Raúl Camou, presidente de la Asociación  Nacional de la Publicidad (México) afirmó hoy en el periódico Excélsior que:

"La industria de la publicidad en la Ciudad de México busca poner en juego los sentidos del espectador con tendencias que involucran olores [...] Con los olores buscamos que el espectador viva una experiencia completa con la marca, una experiencia sensitiva."

Camou implica que ver un anuncio no constituye una "experiencia sensitiva". Por lo demás, parece una idea muy sensata.

Al menos eso pensé yo, hasta que leí lo siguiente:

"En el metro se han hecho varias pruebas de olores en los paneles publicitarios y ha funcionado medianamente bien..."

¿En el metro? ¿Medianamente bien? Si tú, amable lector, has viajado en el "subte" de la Ciudad de México --o en el de cualquier ciudad-- probablemente estés pensando lo mismo que yo:

Son las 6 de la tarde. Acaba de terminar un largo día de trabajo y te dispones a regresar a casa. Bajas las escaleras que conducen al andén y percibes los olores de siempre: comida, sudor, desinfectante... sólo que esta vez hay algo más.

Es como si alguien se hubiera vaciado accidentalmente el frasco de perfume, mientras se bañaba en  jugo de manzana. Volteas a todos lados, pero no encuentras a nadie con esa descripción. Eventualmente te darás cuenta que estás parado frente a una valla de anuncios.

Quizá exagero, pero esa imagen me hizo ver un aspecto negativo de la publicidad multisensorial.

El ambiente urbano ya está saturado de mensajes publicitarios que vemos y oímos. ¿Realmente queremos olerlos también?

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